A cambio del olvido. Una indagación republicana (1872-1942), último premio Comillas

Jon Juaristi y Marina Pino.

"Nuestra civilización sólo pretende divertirse hasta morir"

 "A cambio del olvido" está escrito A PARTES IGUALES por Jon Juaristi y por Marina Pino.

 


" A cambio del olvido. Una indagación republicana (1872-1942)",  último premio Comillas

NURIA AZANCOT | Publicado el 18/02/2011

Hace tres años, Jon Juaristi (Bilbao, 1951) y la periodista Marina Pino (Barcelona, 1942) decidieron reconstruir a cuatro manos y vía internet nada menos que 70 años de historia de España a través de las peripecias de las familias (los Pino, los Ynsa y los Bilbao) que compartían. El resultado es A cambio del olvido (Tusquets), último premio Comillas, que ve la luz la próxima semana.


L a historia de este libro es cuento largo. En 1950, Marina Pino descubrió que su abuelo materno había sido militar y había muerto en la guerra civil. En 2001 quiso escribir un relato sobre la calle militar en que vivió, pero “luego ese relato se extendió a un libro sobre la suerte de mis familiares durante la guerra y comencé la búsqueda de información”.

Es ahí cuando aparece Juaristi: “Hace unos tres años-explica Pino- descubrí que Jon era sobrino nieto de mi propio abuelo, el arquitecto y político Tomás Bilbao Hospitalet, del que yo no tenía acceso a información familiar. Me puse en contacto con él, que sí la tenía. Decidimos escribir el libro juntos a través de internet, ya que yo vivía en Barcelona y él en Madrid. Yo me ocuparía de los Pino y de los Ynsa, además del aspecto profesional de Tomás Bilbao como arquitecto, y Jon se ocuparía de su familia vasca (Bilbao, Juaristi y Landaida, sobre todo) y del aspecto político de Tomás Bilbao, que llegó a ministro de Negrín al final de la guerra. Sin embargo, a veces cada uno ha intervenido en los capítulos del otro”.

Destaca Juaristi que la experiencia de escribir un libro a cuatro manos y vía internet “tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Se trabaja más rápido, pero internet multiplica los equívocos y las incomprensiones. No ves el rostro del otro y captas con dificultad los matices, el estado de ánimo. Además, la historia es un poco complicada. Las tres familias constituyen un microcosmos social muy variado. Una familia de militares liberales, otra de menestrales sevillanos y una tercera de la burguesía nacionalista bilbaína. Un corpus suficiente para observar el drama histórico de la España vencida en 1939, a través de un cierto número de vidas individuales”.

-¿Cómo representan, en sus historias entrecruzadas, el trágico fracaso del ideal republicano?
-M. Pino: De todas las maneras posibles: muriendo en el frente, siendo asesinado en Paracuellos, purgando cárcel, teniendo que emigrar o exiliarse. Todos son vencidos de la guerra, aunque distintos entre sí: un militar de carrera que se mantiene fiel a la República (Ynsa), un arquitecto y político, nacionalista vasco, que evoluciona hacia el autonomismo y el socialismo (Bilbao), un hijo del arquitecto (Pino, mi padre) que en 1936 se afilia a las Juventudes Libertarias y lucha en el frente, su madre, Antonia (Pino), al que matan al marido policía (Del Río Olivera) en Paracuellos y en 1939 sufre dos años de prisión a causa de una denuncia llena de falsedades, etc.

- Este abril se cumplen 80 años de la II República... ¿Encierra alguna lección?
- Juaristi: No creo que pueda separarse el caso de la II República de la destrucción general de las democracias europeas en la primera mitad del siglo XX por los movimientos totalitarios de la época. Creo que cabría sacar una lección sobre los riesgos mortales de la intolerancia, pero no soy optimista al respecto.

-En el libro, M. Pino escribe que “no es verdad que la derrota ennoblezca, aunque se defienda una causa justa”, que siempre “envilece”. ¿Cómo se envileció el derrotado español?
-Juaristi: Entre los derrotados, como entre los vencedores, había gente de muy distinta categoría moral. Pero, claro está, los más resentidos de los vencedores impusieron a los vencidos una nivelación a la baja, tratándolos a todos como chusma asesina. Esa fue, creo yo, la mayor de las vilezas, la de forzar el envilecimiento del enemigo vencido. Probablemente, la victoria del bando republicano habría tenido unas consecuencias simétricas, como intuyeron Azaña o Chaves Nogales. Ahora bien, yo he vivido entre vencidos que no se envilecieron y que conservaron su dignidad, y puedo decir de ellos con orgullo lo que Camus de sus mentores: “Estos son los míos, mis maestros, mi linaje”.
-M. Pino: No creo que Jon haya entendido mi definición del envilecimiento de los vencidos. No quiero decir en el libro que se convirtieron en unos seres viles, sino que al perderlo todo perdieron también el modo de vida digno que tenían, y eso machacó su carácter. Cuando una esposa de teniente coronel pasa a ser portera sin sueldo, recogiendo las propinas de los militares vencedores, y vive en la más absoluta miseria, se convierte en un ser violento, desesperado y casi enloquecido. Mi otra abuela murió alcoholizada. A los nacionalistas vascos les pusieron fuertes multas, les requisaron propiedades, pero salieron a flote. Yo he visto el envilecimiento, Jon no.

Dejamos el libro, con su plomo de derrota, y miramos al presente. Para empezar, Juaristi está enredado ahora una biografía sobre Unamuno pero, en pleno Arco, el ex director del Instituto Cervantes y de la Biblioteca Nacional confiesa que no piensa ir este año... “tampoco”.

-¿No le interesa el arte más actual? ¿Le parece frívolo quizá?
-Bueno, el arte siempre ha tenido un elemento de juego, pero el problema es qué se entiende hoy por obra maestra... Como ya advirtió hace tiempo Neil Postman, vivimos en una civilización que sólo pretende divertirse hasta morir. ¿Frivolización? Quizá, pero llueve sobre mojado... La cultura que no tiene una relación directa con el dinero apenas cuenta ya, pero la mercantilización tiene aspectos nada desdeñables. Ha puesto casi toda la cultura al alcance de las economías modestas. Y eso no está nada mal.

-¿Qué le parece la gestión actual del Cervantes y de la BN?
-Creo que no han sido periodos muy acertados: las actuales directoras son razonables, pero los nombramientos de la primera legislatura socialista fueron desconcertantes y recayeron en personajes más desconcertantes aún.

-Inevitable pregunta: ¿algo está cambiando en el País Vasco?
-A estas alturas, está claro que la izquierda abertzale sigue donde estaba y que nada ha cambiado en lo fundamental. Sortu es un avatar más del nacionalismo totalitario y el nacionalismo totalitario es ETA, con armas o sin ellas. El nacionalismo vasco, en su conjunto, es hoy más débil, está más desacreditado, y eso se refleja en un incremento de la libertad civil.

Comentarios

  1. Querido Hereje: te recuerdo que el libro "A cambio del olvido" está escrito A PARTES IGUALES por Jon Juaristi y por Marina Pino. Te ruego que aclares eso en tu página para no lesionar mis legítimos derechos.

    Marina Pino

    ResponderEliminar
  2. El error es tomar un artículo mal informado de El Cultural, que nunca debió reproducirse tal cual debido al abuso con que ha titulado, que contrasta con el texto en que se entrevista a los DOS AUTORES que no aparecen sin embargo en el titular. Vaya chapuza la de Azancot.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Querida Marina, te ruego perdones que el artículo esté mal TITULADO. Ya lo he corregido, si bien no es mi culpa ya que me limito a poner en mi blog la noticia de vuestro libro, tienes todo el derecho a que se aclare bien. ¡Faltaria más!
    Es para mi un placer conocerte. Que sepas que tienes un comprador de vuestro libro.
    No dudes en ponerte en contacto conmigo para cualquier rectificación, aclaración o lo que estumes oportuno de este artículo traido hasta mi blog desde EL CULTURAL.
    juanjruizr@hotmail.com

    Un abrazo muy fuerte Marina.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares