Acostumbrándonos a la corrupción.
ARTÍCULO DE MI ESTIMADO JOSÉ GARCÍA PÉREZ.
Gran persona y mejor amigo en la distancia.
"...De todo el contenido de la encuesta del CIS dada a conocer
ayer, llama la atención como la españolada se va acostumbrando a la corrupción
y, sin dejar de ser un problema, el ciudadano ya no la percibe como un
auténtico problemón y baja, por tanto, el índice de preocupación hacia ella.
Toda España
de norte a sur y de este a oeste se encuentra a rebosar de ciénagas donde
chapotear por ellas significa pringarse de caca; no hay lugar, llámese Andalucía,
Cataluña, Madrid, Galicia o Valencia, por ser los más emblemáticos donde, bien
porque el yerno del SM el Rey, ya veremos si su hija también, algunos
consejeros, conductores privados de los mismos, sindicatos o caraduras
andaluces, los del oasis catalán, los que se encuentran un Jaguar a la puerta
de su casa porque sí, los viajes a Disney de la mamá Mato con sus churumbeles,
el intercambio de ideas en un coche oficial por tierras de meigas, los
alumbrados de luz en la boda de la hija del que se hizo la foto en Las Azores, los
grandes negocios del señor Muñoz, el novio de Isabel la Pantoja, las lágrimas de
ella misma, el parné debajo de los colchones de algunos alcaldes de pequeños
pueblos, los regidores que, a pesar de estar imputados, siguen rigiendo los
destinos de los dóciles vecinos, las corbatas, trajes y mogollones regalados
por Correa y el Bigotes a cambio de esto y de los otro, siempre millones, los
sobres entregados por el cartero Bárcenas, los destinatarios de los mismos, el
enriquecimiento fácil y el empobrecimiento de buena parte del pueblo, la
promesa dada y no cumplida, la palabra firmada de puño y letra que tengo en mi
poder de algunos próceres andaluces, papel barato para obtener una miaja de
votos, los aeropuertos desiertos de Ciudad Real y Castellón, en fin, la poca
vergüenza que reina entre algunos políticos, sus cuñados, pelotas, amiguetes,
los puestos de trabajo dados a dedo, la cara, porque eso es tener cara, de los
que engañaron con las preferentes, los desahucios a los desheredados, las
jubilaciones de los banqueros, etc., todo ello, parece, según el CIS, que ya no
preocupa tanto a los españoles.
Esta es una
tierra de rastrojos que debería ser achicharrada para que, desde sus cenizas,
brotara no ya la justicia que es muy lenta y, a veces, sectaria, sino la
decencia, esa virtud ni teologal ni cardinal, ni humanista ni socialista, esa
decencia que se mama del pezón de la madre.
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